El fin del mundo y su barco encallado
Paradójicamente la desgracia es un atractivo turístico en el Cabo de San Pablo, Desdémona, es un personaje de la tragedia de Shakespeare, pero también uno de los principales atractivos en este recóndito lugar del mundo, el nombre de origen griego que da vida al significado de la desdicha, la desgracia, se puede deletrear en la distancia ya derruido por el tiempo, sobre la embarcación que parece estar desafiando la gravedad cuando la marea retrocede y pinta la imagen de que de alguna forma casi fantasmal ha llegado a la arena oscura en medio de la nada.
¿Cómo llegó aquí?, ¿Cuál es su historia?, ¿Es acaso una broma?, recordaba la tragedia de Otelo y me parecía demasiado cabalístico, así que si por alguna razón sientes la misma curiosidad, te dejaremos por aquí todos los detalles que logramos recabar de esta enigmática nave.
En internet abundan las fotografías de los turistas que retratan el Desdémona desde todos los ángulos, así que este retrato literario espera transmitir lo que una fotografía no os puede decir.
El Desdémona se fabricó en Hamburgo, Alemania, durante el año 1960, no es el único de su clase, y tampoco es el único de su clase con un trágico destino.
Un poco de fondo
El Desdémona es una embarcación hermana del “Ofelia” y el “Cleopatra”, el Ofelia se hundió, y Cleopatra fue desguasado, así que puede decirse que el ejemplar de Tierra del Fuego es el único disponible en la actualidad para el ojo humano, y vaya de qué forma lo hace. Su destino no fue tan trágico como el de sus pares, la fotografía de sus hierros oxidados en medio del Cabo de San Pablo, se ha hecho ícono y símbolo del lugar. El fin del mundo y su barco encallado.
Contando una tripulación de 20 personas, cargado de sacos de cemento que aún se pueden observar en el interior, convertidos en sólida piedra, por las inclemencias del tiempo, el Desdémona encalló. Esta experiencia que solo como intrépidos nos atrevimos a hacer una sola vez, a hurtadillas y en contra de las reglas del lugar, porque definitivamente es una acción osada, peligrosa y aunque no fue nada sensata de nuestra parte, si fue un poco escalofriante.
Pasamos una noche en el interior de este barco en ruinas, cuyo oleaje que llegaba en pequeñas gotas a nuestra carpa me hacía pensar en esa trágica madrugada del 9 de julio de 1983, cuando fue el primer incidente de la nave bajo el mando del Capitán Germán Prillwitz, en las costas del Mar de Ajó, la bruma obstaculizó toda posibilidad de divisar el banco de arena donde se varó, tenía todo en su contra, las comunicaciones quedaron inservibles a causa del impacto de un rayo en su sistema.
De forma heroica el hombre logró salir del banco de arena con dirección a Mar del Plata para iniciar las reparaciones, pero no pasó mucho tiempo hasta que la tragedia volviera a tomar el control del Desdémona.
Un frío mortal me penetraba los huesos, así que sin más decidí preparar un café y escribir a la luz de mi lámpara de gasoil, Simone me veía desde su nido de cobijas de invierno, atónito, no podía creer que estuviera escribiendo algo en medio del barco y con el impacto sucesivo de las olas contra la embarcación en ruinas. Pero lo hice… tenía las palabras del guía resonando en mi mente y sentía que si dejaba pasar el momento más nunca lo escribiría.
Y aqui la historia continua
Era 1985, tan solo dos años después del primer incidente, la nave emprendió rumbo a Tierra del Fuego desde Comodoro Rivadavia, sus 20 tripulantes y 20 mil bolsas de cemento, cuando inesperadamente el motor sufrió una avería obligando al Capitán a mantenerse en una velocidad máxima de 5 nudos. Con todo el esfuerzo de él y sus hombres llegaron a Ushuaia donde intentaron realizar las reparaciones, pero las fallas fueron más persistentes.
Bordeando el territorio para evitar accidentes más graves y no exponer la vida de su tripulación, así fue como de pronto, rodeando el Cabo de San Pablo tocó fondo, Prillwitz inició una maniobra para salir de allí pero fue inútil, porque prácticamente de inmediato se precipitó contra una restinga que no aparecía en la carta náutica, ahí estaba, el destino del Desdémona, haciendo honores a su nombre.
Las entrañas del barco sufrieron el impacto, el hoyo dejaba entrar el agua que inundaría rápidamente las bodegas, la decisión del Capitán estaba tomada, decidió varar el barco en la playa para no naufragar. Pasado el tiempo la Armada intentó rescatar el barco, pero al final el Desdémona sigue aquí, es el protagonista del fin del mundo. Apagué la vela, el día había llegado, era hora de dejar el barco para nuestro próximo destino.